Hola de nuevo mis queridos lectores, aquí Alexa. Hoy les traigo un artículo muy interesante y que creo amarán. Resulta que he decidido comenzar el 2019 de una buena manera y poniéndome nuevas metas. Entre ellas se encuentra un reto de leer 50 libros, de los cuales ya cumplí 1 y del cual luego les estaré mostrando la reseña. Otro de mis logros fue conseguir una entrevista con la talentosísima Alexandra Roma. Escritora, guionista y periodista, que a sus 31 años es responsable de títulos como Hasta que el viento te devuelva la sonrisa, El Club de los Eternos 27 o Latidos de una bala, entre muchos más. Y ahora, desde la madre España les traemos esta entrevista.
A: Tu
primera novela publicada fue “Hasta que el viento te devuelva la sonrisa”, ¿qué
sentiste al ver que el mundo conocería un escrito tuyo?
AR: Hasta
que el viento te devuelva la sonrisa no es el primer libro
que he publicado, pero sí el que más alegrías me ha dado. Gané el premio La
Caixa Plataforma Editorial con la novela y eso me permitió llegar a más gente,
visibilidad y lectores dispuestos a darle una oportunidad a mis letras.
Cuando lo tuve entre mis manos sentí una
emoción enorme y también vértigo. Creo que los autores (al menos en mi caso)
padecemos de inseguridad. Al final, es inevitable que en cada texto dejemos
parte de nosotros, de lo que habita en el interior, y no hay nada que dé más
miedo que mostrarte sin barreras, desprotegida y a base de sentimientos. Y no
tengo palabras para explicar lo feliz que me ha hecho. Lo feliz que me sigue
haciendo.
A: ¿Recuerdas
el primer mensaje de un lector que te impactó? ¿Qué decía?
AR: Todos los mensajes significan algo. La
literatura es un trabajo solitario. Durante el proceso de creación estás tú,
folios en blanco y personajes que habitan en tu cabeza. Es mágico y agotador.
Cuando estás a un paso de terminar, deseas hacerlo y a la vez ya empiezas a
sentir el vacío que esos compañeros te van a dejar cuando les tengas que decir
adiós. Luego llega el momento de que vuelen. Ahí es donde los mensajes de los
lectores son magia, te traen la historia de nuevo y la certeza de que de un
modo u otro ellos (los personajes) continúan vivos en otras personas.
Siempre que alguien me escribe por redes
sociales me impacta. Me hace sonreír. Son fuerza y ganas para volver a teclear.
Sin embargo, recuerdo uno con especial ilusión. Era un chico que me escribía al
haberse terminado El club de los eternos
27 y me daba las gracias porque era la primera novela que se leía y,
gracias a lo que había experimentado, me prometía que nunca dejaría de hacerlo,
de leer. Fue emocionante ser la primera vez de alguien.
A: ¿Cuál es
tu motor para seguir escribiendo?
AR: El motor es que cuando tienes el sueño más
bonito del mundo abandonarlo nunca es una opción, aunque a veces sea
complicado, aunque a veces te apetezca tirar la toalla, porque es una necesidad
que te llena en todos los sentidos que se puede llenar a una persona.
A: ¿Qué te
sirve de inspiración en el momento creativo?
AR: ¡Cualquier cosa! Un gesto en el metro, un
pensamiento en mitad del atasco, música o palabras. Observo el mundo y él me
regala historias. Sin embargo, últimamente he descubierto que elevo el nivel de
inspiración escribiendo a mano, calmada, viendo el color del atardecer desde la
ventana de mi habitación.
A: ¿Hay
alguien de tu familia y amigos en quien confíes esa primera lectura?
AR: Mis amigas Inés y Anissa B. Damom (una
maravillosa escritora). Compartirlo con ellas y la complicidad que se genera al
comentarlo es una de las mejores partes de la escritura.
A: Este
año publicaste “El Club de los Eternos 27”, en el cual plasmaste la verdad de
lo que muchas veces ocurre en el mundo artístico. ¿Cómo te inspiraste para
lograr esto?
AR: Fueron muchos detalles. Quería hablar del
otro lado de la fama, el menos “iluminado”. Lo llevaba posponiendo mucho tiempo
y un día, yendo a trabajar, escuché una canción de Justin Bieber en el que
recordaba que era “humano”. Sin ser su seguidora, noté cómo algo se quebraba
ante esa declaración melódica y algo se activaba. Esa misma tarde empecé.
A: ¿Qué
significan Julien y Crysta en tu vida?
AR: Julien y Crysta son parte de mi vida y
nunca se irán. La literatura se elevó con ellos a otro nivel. Nunca la había
sentido de un modo semejante. Podía escuchar su risa y casi los veía. Fue una
experiencia inigualable.
A: ¿Qué
sentiste al ponerle punto final a esta historia?
AR: Fue un drama. Solo podía llorar, releer el
último capítulo y volver a llorar. Sabía que llegaría un momento en el que se
tendrían que ir y, aun así, una parte de mí no quería que se marchasen nunca. Me
quedo con lo que me han enseñado. Me han cambiado. Me han hecho juzgar menos y
valorar más a las personas.
A. ¿Cuál
es tu consejo para aquellos que como tú quieren dedicarse a la escritura?
AR: ¡Escribe! ¡Escribe! ¡Escribe! En
servilletas, en la arena, en cuadernos o en el PC. Nunca dejes de hacerlo.
¿Sabes qué es lo mejor de la literatura? Que nadie te la puede quitar. Nadie te
puede obligar a dejar de imaginar y crear. Y publicar ya llegará. Lo más
importante es disfrutar de cada palabra, que cada capítulo merezca la pena.
A: Por
último, ¿podremos esperar un libro nuevo este año?
AR: ¡Sí! He quedado finalista en el premio de
novela romántica de Titania y en el primer semestre de 2019 saldrá publicado Ojalá siempre. Y puede que en el segundo
haya una sorpresa que suene a Nueva York, Damien, Gabrielle y un montón de
grullas voladoras.
Como siempre, ha sido un placer leer sus palabras, porque al igual que sus narraciones podrán ver ese talento reflejado en sus contestaciones. Le agradezco que me haya prestado un poquito de su tiempo al contestar estas preguntas, fue un honor. A la vez le deseo mucho éxito en su carrera, y que siga transmitiendo esos sentimientos que hacen a sus libros tan especiales. Por último, espero con ansias esos dos libros.
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